Opinión personal de la película de Disney y Pixar «Elio», dirigida por Adrián Molina.

SINOPSIS

Durante siglos, los humanos han enviado mensajes al universo en busca de respuestas, en la nueva película de Disney y Pixar ELIO, ¡el universo responde! Esta aventura presenta a Elio, un niño fan del espacio con una imaginación muy activa y una gran obsesión por los extraterrestres. Cuando se encuentra involuntariamente teletransportado al Comuniverso, una organización interplanetaria con representantes de las galaxias de todas partes del universo, Elio se apunta sin dudarlo en esta épica misión. Identificado por error como el embajador de la Tierra para el resto del universo, y sin absolutamente ninguna preparación para esa clase de presión, Elio debe forjar nuevos vínculos con excéntricas formas de vida extraterrestre, navegar una crisis de proporciones intergalácticas y de alguna manera descubrir quién está destinado a ser en realidad.

OPINIÓN

«Elio» se presenta como una nueva joya de la animación con la marca de la casa. Si bien el director Adrian Molina ha trabajado en proyectos tan aclamados como «Coco» (2017), en esta ocasión se enfrenta al reto de construir un universo completamente nuevo, y el esfuerzo visual es más que evidente. La película es un auténtico festín para los ojos. La paleta de colores es vibrante, los diseños de los alienígenas son creativos y originales, y la recreación del «Communiverse» es un alarde de imaginación y detalle. Hay planos que son verdaderas obras de arte, especialmente aquellos que muestran la inmensidad del espacio o las complejas estructuras de este parlamento galáctico.

La premisa de un niño normal y corriente, con sus inseguridades y fantasías, que se convierte en el improbable salvador de la humanidad, tiene un eco de clásicos del cine de aventuras y ciencia ficción. Y el mensaje que subyace, sobre la importancia de la comunicación, la empatía y de no tener miedo a ser uno mismo, es sin duda un valor que se agradece y que conecta directamente con el público infantil. Es un gran mensaje para los más pequeños.

Sin embargo, a pesar de sus innegables virtudes técnicas y de su mensaje inspirador, «Elio» parece perderse en su propio cosmos. La trama, una vez que se establece la premisa inicial, sigue una fórmula ya vista y revisitada en innumerables ocasiones. El protagonista debe pasar por una serie de pruebas, superar sus miedos, ganar la confianza de los demás personajes y, finalmente, desatar el nudo narrativo de una manera que resulta bastante obvia.

La falta de sorpresas en el guion hace que la película no consiga mantener la tensión. No hay giros inesperados que nos saquen de nuestra zona de confort como espectadores. Incluso las subtramas o los personajes secundarios, pese a tener diseños fascinantes, no se desarrollan lo suficiente como para generar un interés genuino. Los debates en el «Communiverse», por ejemplo, que podrían haber sido una fuente de humor y sátira, se sienten repetitivos y, en ocasiones, lastran el ritmo de la película.

Y ahí está el gran problema. El ritmo. En determinados pasajes, el relato se estanca y la magia que tan bien crea el apartado audiovisual se diluye. Es como si estuviéramos en una nave espacial que, tras un despegue espectacular, se quedara en órbita sin saber muy bien a dónde ir. La película se siente por momentos como una sucesión de viñetas, más que como una historia fluida y cohesionada.

«Elio» es, en esencia, una película que cumple. Es entretenida para el público al que va dirigida, tiene un mensaje bonito y, sobre todo, es un deleite para la vista. Pero le falta esa chispa, ese elemento de riesgo o de originalidad que eleva las grandes producciones animadas por encima de la media. No es una mala película en absoluto, los niños se lo pasarán pipa, pero tampoco pasará a la historia como una de las más memorables de la productora. Se queda en el limbo de las películas correctas, bien ejecutadas en lo técnico, pero que no arriesgan ni tocan el alma a los padres.

Es un «aprobado raspado» que reconoce los aciertos de la película, pero también sus importantes limitaciones. Es un buen viaje, pero no uno de los que recordarás durante años.

Nota: 5

Lo mejor: El mensaje que transmite para los niños. Audiovisualmente es una pasada.

Lo peor: Echo de menos al Pixar de antaño. Es una para niños, no para los padres.

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